En Estados Unidos los agricultores están desesperados, han tenido que
abandonar cinco mil hectáreas de soja transgénica y otras cincuenta mil
están gravemente amenazadas por una “mala hierba”, la conocida como amaranto que decidió oponerse al gigante Monsanto, tristemente célebre por su producción y comercialización de semillas transgénicas.
En 2004 un agricultor de Atlanta
comprobó que algunos brotes de amaranto resistían al poderoso herbicida
Roundup. Los campos víctimas de esta invasora “mala hierba” habían sido
sembrados con granos Roundup Ready, que contienen una semilla que ha
recibido un gen de resistencia al herbicida.
Desde
entonces la situación ha empeorado y el fenómeno se ha extendido por el
resto del pais. Según parece se ha producido una transferencia de genes
entre la plantas modificadas genéticamente y algunas hierbas
indeseables en este caso el amaranto.
Basta que un solo cruce entre los genes
fructifique para que que una vez creado ese cruce, la nueva planta posee
una enorme ventaja selectiva y se multiplica rápidamente. El potente
herbicida que se utiliza aquí, Roundup, a base de glifosato y de amonio,
ha ejercido una presión enorme sobre las plantas, las cuales han
aumentado aún más la velocidad de la adaptación. Así, al parecer un gen
de resistencia a los herbicidas ha dado nacimiento a una planta híbrida
surgida de un salto entre el grano que se supone protege y el humilde
amaranto, que se vuelve imposible de eliminar.
La única solución es arrancar a mano las
malas hierbas, como se hacía antes, pero esto ya no es posible dadas
enormes dimensiones de los cultivos. Además, al estar profundamente
arraigadas, estas hierbas son muy difíciles de arrancar con lo que,
simplemente, las tierras fueron abandonadas.
Resulta divertido constatar que el
amaranto, considerada ahora una planta “diabólica” para la agricultura
genética, es una planta sagrada para los incas. Pertenece a los
alimentos más antiguos del mundo. Cada planta produce una media de
12.000 granos al año y las hojas, más ricas en proteínas que la soja,
contienen vitaminas A y C, y sales minerales.
Así pues una vez mas la naturaleza se
defiende de nuestros ataques continuos, no sólo neutraliza a los
transgenicos, sino que instala en sus dominios una planta que podría
alimentar a la humanidad en caso de hambre. Soporta la mayoría de los
climas, tanto las regiones secas como las zonas de monzón y las tierras
altas tropicales, y no tiene problemas ni con los insectos ni con las
enfermedades con lo que nunca necesitará productos químicos.
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