Venezuela sigue siendo un país extraordinario y peculiar, ahora bien, últimamente cuando salgo a la calle, voy de compras o converso con mis amigos, siempre termino preguntándome si en verdad es este el país que queremos.
El único país en que los vehículos son más caros usados que nuevos, donde casi todo es importado y de muy baja calidad. Afeitadoras que no afeitan, jabones que no lavan, desinfectantes que no desinfectan, medicinas que no curan.
Con el cuento de que los comerciantes están usando sus dólares y no los dólares de todos los venezolanos que solo son producidos por PDVSA, nuestros honestos “empresarios” no traen sus divisas del exterior sino que las invierten en baratijas, para traerlas y vendérnoslas como si fueran artículos de lujo. Como hace siglos nos siguen vendiendo espejitos.
Conocidas chucherías, galletas y chocolates que eran orgullo nacional, hoy le pertenecen a empresas transnacionales y se nos venden más pequeñas y más caras, los panaderos nos siguen robando con panes de a peor calidad, menos peso y a precios internacionales. La cerveza venezolana se ha vuelto mala y cara, igual seguimos parados frente a la licorería consumiendo una tras otra.
En los bancos no te quieren entregar efectivo, pero en cualquier chino, abasto o licorería te siguen haciendo “avances” cobrando porcentajes que rayan en la usura descarada. Si vas a viajar, ninguna compañía de autobús tiene punto o solo acepta efectivo igual que las camionetas y demás transportes, o sea una tragedia para poder movilizarte.
Así las cosas, todos nos hemos vuelto expertos en economía internacional y despertamos al son, no de alma llanera, sino de dólar today, uno de los principales medios de desestabilización que el enemigo viene utilizando para atacar nuestra moneda, nuestra dignidad y nuestro patriotismo .Hoy todo el mundo pone sus precios basados en una divisa extranjera que no vale ni el papel en el que está impreso, los estados unidos es la nación con la deuda más alta del planeta ,más de 20 trillones, por la cual deben pagar anualmente 270 billones en intereses, sus principales acreedores China y Japón, sus ciudadanos viven endeudados, sus estudiantes se gradúan con deudas impagables y la única industria que hoy le produce dividendos es la guerra, seguida muy de cerca por las drogas. La moneda gringa no tiene nada que la respalde, sin embargo, como unos gafos, todos seguimos creyendo en la farsa de “como amaneció hoy el dólar?”
Por más esfuerzos que hagan nuestros gobernantes para combatir el ataque constante de las elites imperiales y sus lacayos locales, por más que, como obliga la constitución, el presidente Nicolás siga aumentando sueldos y prestaciones para combatir la inflación inducida por las mafias financieras locales e internacionales, sin la participación activa y solidaria de todas y todos no podremos derrotar a las oscuras fuerzas del imperio financiero internacional, que hoy día buscan apoderarse de todos nuestros recursos y decidir nuestro destino.
Es necesario y urgente que nos preguntemos otra vez si este es el país que queremos, el país del bachaqueo, de la especulación y la trampa, o es el momento de retomar el camino de la decencia, la solidaridad y la honestidad que decidimos tomar hace 20 años cuando arrastrados por el huracán bolivariano le dimos mayoritariamente nuestro voto al comandante Chávez.
El deber de nuestros gobernantes es ser verdaderos ejemplos de honestidad y trabajo, desde sus puestos de comando nuestros líderes y lideresas deben colaborar con la organización del pueblo y sus movimientos sociales para lograr encaminar a esta patria hacia nuevos y mejores tiempos.
El deber de todos es unirnos y organizarnos, solidariamente, con mucho amor y alegría, para luchar por lo nuestro y por el país que hoy más que nunca realmente queremos.
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