Vivimos en una sociedad plagada de adicciones, hoy en día la mayoría de los humanos estamos adictos a algo, sea al consumo de todo tipo de drogas, desde las legales como el alcohol y el tabaco y de todo tipo de fármacos como los analgésicos y antidepresivos, hasta las ilegales como la cocaína y demás, adictos a los estimulantes sexuales, a las cirugías estéticas, a las modas, adictos al café, al azúcar y a la comida chatarra, y ni hablar de la terrible adicción a la tecnología con todos sus aparaticos y a los medios de creación de mala cultura con su estética corrupta y su violencia generalizada. Ya es común para muchos dormirse con el televisor prendido o anestesiados con algún somnífero.
Pero la mamá de todas las adicciones y quizás la causante de todas las demás es nuestra sempiterna adicción a la ignorancia.
Es posible que nuestro temor a lo desconocido y el consiguiente apego a la supuesta seguridad de dogmas y credos de todo tipo sean el origen de esta adicción, que probablemente se propago violentamente entre nosotros después del primer intento globalizador de los imperios hace ya más de cinco siglos, cuando los fanáticos súbditos de los reyes católicos por un lado y los puritanos con su sectarismo intransigente por el otro, vinieron a “civilizar” a los salvajes del nuevo mundo. Pero ha sido en los últimos años que este vicio se extendido por todos lados de una forma indetenible y por demás perniciosa.
Einstein, un gran físico alemán de origen judío que además de declararse socialista era un estudioso de los antiguos vedas dijo en una de sus más citadas frases…”si buscas resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Al parecer el sistema instalado a sangre y fuego desde hace siglos por las elites dominantes, es solo una serie de loops, que se repiten una y otra vez produciendo siempre los mismos resultados, solo que estos han ido de mal en peor.
Se nos siguen imponiendo dogmas, políticos y sobre todo económicos que solo han demostrado una y otra vez su fracaso total en la construcción de un mundo más justo y equitativo, se nos imponen políticas de libre mercado que solo han traído miseria y sufrimiento a los pueblos del mundo, se sigue promoviendo una guerra contra las drogas que ha sido un fracaso desde el principio, una guerra contra el terrorismo que solo ha generado más terrorismo, una globalización y un consumismo que no solo no le han traído felicidad a nadie, sino que cada vez más hunden a la gente en la desesperanza. Si alguien trata de desviarse así sea un poco de las doctrinas y los dogmas establecidos, el castigo es severo, y la cacería de brujas al igual que en la antigüedad, implacable.
Lo peor es que en las escuelas y las universidades, se nos enseña a ser sumisos y complacientes con las ideas convencionales, y se nos prohíbe cuestionarlas, agudizando y perpetuando así nuestra adicción a la ignorancia. Los centros de enseñanza se han convertido en ensambladoras de eunucos mentales listos para obedecer y funcionar dócilmente dentro de la superestructura de la gran empresa capitalista totalitaria a cambio de una felicidad ficticia. La industria cultural y la intelectualidad se pliegan por unos dólares más a esta destrucción paulatina del conocimiento y a la implantación de un mundo de ilusión y mentira. Los artistas consciente o inconscientemente dedican sus esfuerzos a la creación de un arte superficial apegado a la estética consumista sin ética ni espiritualidad, solo masajean los sentidos pero muy pocos llegan a tocarnos el corazón, y los que lo hacen son rápidamente ninguneados o destruidos.
Todo parece diseñado para embrutecernos y dominarnos.
Las elites nos han paralizado en una época retrograda disfrazada de progreso, en un mundo futurista pero anclado en el pasado. Un mundo de violencia, destrucción y muerte. Hace unos años escuche a un gran amigo decir en una conferencia,” esta será la época de las luces, pero lo que veo es solo oscuridad e ignorancia” y solo con echar una mirada a nuestro alrededor y a la situación política internacional, esta frase describe casi perfectamente el estado del mundo que habitamos.
El gran filósofo y educador nuestro americano Simón Rodríguez nos dijo con firmeza “o inventamos o erramos” y de nuevo Einstein “el que no comete errores es porque no intenta nada nuevo”. La humanidad se encuentra quizás en uno de sus momentos más difíciles, tiempos de crisis sumamente peligrosos, tiempos de acabar con nuestra adicción a la ignorancia, tiempos de inventar, de intentar algo nuevo así cometamos errores…. Pero esta vez ya no serán los mismos errores impuestos una y otra vez por las clases dominantes!
Es posible que nuestro temor a lo desconocido y el consiguiente apego a la supuesta seguridad de dogmas y credos de todo tipo sean el origen de esta adicción, que probablemente se propago violentamente entre nosotros después del primer intento globalizador de los imperios hace ya más de cinco siglos, cuando los fanáticos súbditos de los reyes católicos por un lado y los puritanos con su sectarismo intransigente por el otro, vinieron a “civilizar” a los salvajes del nuevo mundo. Pero ha sido en los últimos años que este vicio se extendido por todos lados de una forma indetenible y por demás perniciosa.
Einstein, un gran físico alemán de origen judío que además de declararse socialista era un estudioso de los antiguos vedas dijo en una de sus más citadas frases…”si buscas resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. Al parecer el sistema instalado a sangre y fuego desde hace siglos por las elites dominantes, es solo una serie de loops, que se repiten una y otra vez produciendo siempre los mismos resultados, solo que estos han ido de mal en peor.
Se nos siguen imponiendo dogmas, políticos y sobre todo económicos que solo han demostrado una y otra vez su fracaso total en la construcción de un mundo más justo y equitativo, se nos imponen políticas de libre mercado que solo han traído miseria y sufrimiento a los pueblos del mundo, se sigue promoviendo una guerra contra las drogas que ha sido un fracaso desde el principio, una guerra contra el terrorismo que solo ha generado más terrorismo, una globalización y un consumismo que no solo no le han traído felicidad a nadie, sino que cada vez más hunden a la gente en la desesperanza. Si alguien trata de desviarse así sea un poco de las doctrinas y los dogmas establecidos, el castigo es severo, y la cacería de brujas al igual que en la antigüedad, implacable.
Lo peor es que en las escuelas y las universidades, se nos enseña a ser sumisos y complacientes con las ideas convencionales, y se nos prohíbe cuestionarlas, agudizando y perpetuando así nuestra adicción a la ignorancia. Los centros de enseñanza se han convertido en ensambladoras de eunucos mentales listos para obedecer y funcionar dócilmente dentro de la superestructura de la gran empresa capitalista totalitaria a cambio de una felicidad ficticia. La industria cultural y la intelectualidad se pliegan por unos dólares más a esta destrucción paulatina del conocimiento y a la implantación de un mundo de ilusión y mentira. Los artistas consciente o inconscientemente dedican sus esfuerzos a la creación de un arte superficial apegado a la estética consumista sin ética ni espiritualidad, solo masajean los sentidos pero muy pocos llegan a tocarnos el corazón, y los que lo hacen son rápidamente ninguneados o destruidos.
Todo parece diseñado para embrutecernos y dominarnos.
Las elites nos han paralizado en una época retrograda disfrazada de progreso, en un mundo futurista pero anclado en el pasado. Un mundo de violencia, destrucción y muerte. Hace unos años escuche a un gran amigo decir en una conferencia,” esta será la época de las luces, pero lo que veo es solo oscuridad e ignorancia” y solo con echar una mirada a nuestro alrededor y a la situación política internacional, esta frase describe casi perfectamente el estado del mundo que habitamos.
El gran filósofo y educador nuestro americano Simón Rodríguez nos dijo con firmeza “o inventamos o erramos” y de nuevo Einstein “el que no comete errores es porque no intenta nada nuevo”. La humanidad se encuentra quizás en uno de sus momentos más difíciles, tiempos de crisis sumamente peligrosos, tiempos de acabar con nuestra adicción a la ignorancia, tiempos de inventar, de intentar algo nuevo así cometamos errores…. Pero esta vez ya no serán los mismos errores impuestos una y otra vez por las clases dominantes!
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