La inseguridad alimentaria es "ligeramente" más elevada en las mujeres que en los hombres reporta la FAO
Los datos de la FIES recopilados por la FAO en
más de 140 países a lo largo de cinco años a nivel
individual (en lugar de por hogares) brindan una
oportunidad única de llevar a cabo un análisis
diferenciado de la incidencia de la inseguridad
alimentaria por géneros.
En todos los continentes, la
prevalencia de la inseguridad alimentaria es
ligeramente más elevada en las mujeres que en
los hombres, encontrándose las diferencias más acusadas en América Latina. Las diferencias son
estadísticamente significativas, ya que se extienden
más allá de los márgenes de error representados
con pequeñas barras verticales en la figura.
Un análisis más amplio llevado a cabo agrupando
todos los datos recopilados por la FAO en
145 países en 2014, 2015, 2016 y 2017 muestra
que la zona de residencia, la situación de
pobreza y el nivel de instrucción determinan de
manera significativa la diferencia en los niveles
de inseguridad alimentaria entre hombres y
mujeres . A nivel mundial, la brecha de
género en la inseguridad alimentaria parece ser
mayor en los estratos de población con menor
nivel de instrucción y más pobres, así como en los asentamientos urbanos (grandes ciudades y
suburbios). Tras controlar por zona de residencia
(zona rural o pueblo pequeño en contraposición
a una gran ciudad o sus suburbios), situación de
pobreza y nivel de instrucción de los encuestados,
las probabilidades de padecer inseguridad
alimentaria siguen siendo aproximadamente un
10% más altas en las mujeres que en los hombres.
Esta conclusión revela que existen otras formas
de discriminación, quizá más sutiles, que hacen
que el acceso a los alimentos resulte más difícil
para las mujeres, aun cuando tengan los mismos
niveles de ingresos e instrucción que los hombres
y vivan en zonas similares.
En otro estudio en el que se emplearon datos
mundiales de la FIES se observó que las
diferencias de género en los ingresos de los
hogares, el grado de instrucción y las redes
sociales explicaban casi toda la brecha de género
en la inseguridad alimentaria1. Esto sugiere
que las políticas que abordan la desigualdad de
género en las oportunidades laborales y el grado
de instrucción también pueden repercutir en la
inseguridad alimentaria.
En la Parte 2 del presente informe se examinan
más atentamente las diferentes dimensiones de
la desigualdad en materia de género que afectan
a la seguridad alimentaria y la nutrición, tanto
dentro de las comunidades como de los hogares,
y se describen las políticas y los enfoques
necesarios para abordarlos.
La inseguridad alimentaria puede afectar de
numerosas formas a la salud y el bienestar, con
consecuencias potencialmente negativas para el
bienestar mental, social y físico. Muchos estudios
que utilizan escalas de inseguridad alimentaria
basadas en la experiencia han documentado
los negativos efectos psicosociales de la
inseguridad alimentaria en mujeres y niños1.
Asimismo, en un estudio concreto que utilizaba
los datos mundiales de la FIES se observó que la
inseguridad alimentaria estaba asociada a una
salud mental más deficiente y a factores
de estrés psicosociales específicos en regiones
de todo el mundo independientemente del
estado socioeconómico.
Ver el reporte completo en la siguiente dirección: http://www.fao.org/3/ca5162es/ca5162es.pdf
Ver el reporte completo en la siguiente dirección: http://www.fao.org/3/ca5162es/ca5162es.pdf
Fuente: "El Estado de la Seguridad Alimentaria y la nutrición en el Mundo" Reporte 2019 OMS/OPS/FAO
Comentarios
Publicar un comentario