En las entregas pasadas, pudimos leer como después de la invasión europea, las mezclas de las diferentes razas, con sus tradiciones y diferencias, fueron creando estilos, ritmos, bailes y canciones muy diferentes a las existentes en Abya Yala antes de la llegada del europeo, pero siempre con una fuerte corriente subterránea de esos orígenes indígenas y africanos.
Cinco siglos y dele de sometimientos imperiales, colonización y mestizaje, unido a las nuevas migraciones fueron el fermento para una cultura muy diversa, extraña y muchas veces salvaje ( en el buen sentido de la palabra)que hoy sigue en plena creación y efervescencia.
A los instrumentos tradicionales del así llamado “folklore” (recordemos que es una palabra de origen sajón) se le fueron agregando modernos instrumentos eléctricos, bajos, guitarras, pianos, acordeones, saxos y trompetas, y aunque siempre se ha tratado de defender en nuestros países la pureza de los estilos más autóctonos. Es aquí donde empiezan los conflictos sobre que es o no es penetración cultural y sobre un término muy en boga hoy en día, el de la descolonización cultural.
Primero tratemos de definir que es cultura, para algunos la cultura todavía representa esas artes elitistas como el ballet, la música clásica, el teatro y demás bellas artes. Para otros la cultura es toda creación artesanal y las expresiones artísticas, filosóficas o intelectuales en general, que sirven para transformar el mundo, y esto, como todo, puede interpretarse y llevarse a cabo de varias formas, para bien o para mal. Entre estas expresiones creativas culturales de lo que se llamó modernidad debemos incluir además de las bellas artes, las industrias de la radio, televisión, la música, el cine y la moda, todas estas industrias culturales han ido, casi sin que nos demos cuenta, modelando nuestro mundo social y político a través del tiempo.
Desde siempre y en especial desde la época de la colonia, las clases gobernantes han ido manipulando y utilizando el conocimiento y la ignorancia para someter y explotar a los pueblos, y durante toda la modernidad no ha sido diferente.
Una discusión profunda de los diferentes valores, tanto del pueblo como de las clases gobernantes, la omnipresencia de la propaganda, los fetiches del capitalismo y la necesaria desfetichizacion de los valores éticos y demás requeriría un artículo completo, pero debemos analizar la influencia de los creadores culturales tanto en el sometimiento como en los procesos de liberación de los pueblos.
Partamos de lo que escribe Ludovico Silva en su extraordinario libro “belleza y revolución”:
“subvertir las cosas mediante el poder de la razón significa, en primer lugar, poner en tela de juicio el orden aparente de las cosas, el orden “presuntamente natural” en que se encuentran las cosas actualmente, en segundo lugar denunciar y sacar a la luz los intereses que mantienen ese estado de cosas y que se esfuerzan por presentarlo como inevitable y en tercer lugar in dicar las vías a corto, mediano y largo plazo para derrocar y destruir efectivamente ese orden de cosas y hacerlo con sentido revolucionario.”
De esto tratan los movimientos contraculturales, de la subversión del orden preestablecido por la mala cultura hegemónica de las clases gobernantes, de las elites capitalistas y sus antivalores, para ir instaurando una nueva sociedad con valores más éticos y humanos, basados en la solidaridad, la belleza y la armonía con la naturaleza. Esto puede y debe ser logrado por medio del arte, la música, el teatro, la literatura y el trabajo intelectual para el bienestar y la felicidad de todos, no para el beneficio de unos pocos y para seguir manteniendo un orden de cosas antinatural que durante siglos nos han impuesto haciéndonos creer a través de sus industrias culturales que son indispensables e incambiables.
Cuando hablamos de música alternativa, o culturas alternativas, es necesario plantearnos seriamente, alternativo a qué? Y para muchos de nosotros la respuesta más lógica es: alternativo a ese orden de cosas preestablecido como natural por las elites gobernantes, un sistema mundo autocrático, patriarcal, irracional, que promueve los antivalores del egoísmo, el individualismo y la violencia.
El artista genuino es por naturaleza curioso, observador y posé la capacidad de percibir cosas que la gran mayoría no tomamos en cuenta, algo como un sexto sentido, esto por si solo puede volverlo un elemento totalmente en contra de la mala cultura hegemónica, y casi siempre los lleva a revelarse en diferentes formas, contra esas estructuras represivas impuestas por las elites gobernantes.
El artista desarrolla una intensa sensibilidad hacia la belleza, hacia el misterio y esta sensibilidad sin duda lo llevara en algún momento a preguntarse el porqué de las cosas, a cuestionar las profundidades de los diferentes sentimientos que azotan al ser humano pero sobretodo, que golpean con muchísima más fuerza a esas personas que a veces casi sin quererlo se ven inclinadas al arte, Y todos sabemos la estrecha relación entre la sensibilidad humana y el hecho revolucionario.
Ya comentamos, como desde el comienzo el animal humano sintió la necesidad de expresar esa sensibilidad, pintando exquisitamente las paredes de las cuevas, decorando su cuerpo con símbolos y ornamentos, casi siempre con un profundo contenido ritual y mágico.
Pasaron los días, los años y los siglos, y a medida que se iba consolidando el sistema autocrático de dominio patriarcal, los artesanos fueron muchas veces utilizados por las clases dominantes, para decorar sus templos, sus palacios y contar sus historias. Vagaron estos seres especiales por los caminos montañas y desiertos con sus coplas sus versos y canciones, llevando sus cuentos, intercambiando saberes, inventando instrumentos y poco a poco, juntándose en lo que podríamos llamar gremios y escuelas. Todo siempre bajo la mirada autoritaria de las elites gobernantes del momento y lugar.
Algunos para poder expresarse, sucumbieron a las ofertas de los grandes señores feudales, reyes, reinas, papas y demás mecenas, otros se mantuvieron rebeldes y fueron tildados de locos ,malditos o herejes, y fueron perseguidos o simplemente marginados.
Nacieron así los intelectuales “bisagra” que escribían o pintaban cosas hermosas para que el pueblo adorara y temiera a sus amos, y los artistas rebeldes, la vanguardia creadora siempre lista a romper los esquemas y a cuestionar el “orden” establecido por el poder.
Para no extendernos demasiado, tanto los intelectuales “bisagras” como las vanguardias, fueron llegando a las tierras de “américa, y comenzó el mestizaje cultural del que ya hablamos antes. Avanzando rápidamente hasta el advenimiento del capitalismo y de lo que más nos interesa, el rock and roll, tenemos que admitir que nació en el imperio, pero en lo profundo de las entrañas del imperio, nació del dolor, de la esclavitud y el sometimiento. Y las elites gobernantes en los últimos dos siglos, pero sobre todo en los últimos 100 años han aprendido bien como apoderarse de todo movimiento contracultural, vaciarlo de contenido y volverlo inofensivo a su hegemonía.
Teniendo en cuenta que siempre han existido dos tipos de intelectuales, los que se amoldan al sistema y los que tratan, por medio de su arte, de desenmascararlo, de sacar a la luz todas sus miserias y sus bajezas, y también entendiendo que como nos recuerda Ludovico son muchos los grados de alienación, como también son muchos los grados de conciencia revolucionaria, siempre han existido, y siempre existirán muchos tipos de artistas, algunos más, otros menos comprometidos con los procesos de cambio progresistas que necesita la sociedad para sensibilizarse y volverse verdaderamente humana. En el caso del rock, para aquellos que como yo, crecimos con la influencia de los años 50 y 60 y que pudimos vivir de cerca los diferentes movimientos vanguardistas desde el jazz hasta el heavy metal pasando por los rolling y Beatles, Silvio Rodríguez Soledad bravo, Facundo Cabral y el gran Ali Primera, y los fenómenos del punk y el hardcore, nuestras principales influencias tanto musicales como poéticas fueron principalmente aquellos que la industria al principio rechazaba, aquellos que le cantaban a la revolución, a la paz, que se rebelaban contra los estereotipos y buscaban en la música y la poesía la posibilidad de construir un mundo mejor , a veces por métodos nada convencionales y muy mal vistos por la sociedad. Así artistas como Dylan, the fugs, country joe and the fish, arlo guthrie o el grandioso Jimmy hendrix entre un sinnúmero de artistas que en los 60 y 70 impulsaron a millones de jóvenes a rebelarse contra un sistema guerrerista opresor. Es indiscutible que la industria cultural del capitalismo aprovechó el alcance y la popularidad del rock para utilizarlo como elemento de colonización., pero como siempre en la historia existen y existirán aquellos que supieron y saben aprovecharse de las armas del enemigo para continuar con la guerrilla cultural. Así, escritores, músicos, poetas artistas ,intelectuales genuinos van convirtiendo la penetración en un mecanismo de defensa, refugiándose en las raíces subversivas y rebeldes de los pueblos sometidos a siglos de oscurana, toman los instrumentos de fabricación cultural del imperio para usarlos en su contra, a veces desde las mismas entrañas del monstruo. No vayamos a pensar que la música, el verso o el hecho contracultural siempre llevan un mensaje netamente revolucionario, no, un canto al ordeño, a la vaca mariposa, al caballo viejo, al gran Orinoco, las brisas del mastranto, a las pampas argentinas o a las altas cordilleras, los cantos de amor, los tangos y boleros, son todos mensajes contraculturales, consientes o no sus autores del peso de su sentimiento patrio, nacionalista ,de amor a la mujer , a la madre, al campo y los animales , a la naturaleza y toda su belleza. Todo esto va totalmente a contracorriente de una cultura hegemónica que promueve todo lo contrario.
Sobre todo desde el siglo pasado la globalización cultural ha sido inevitable, las elites hegemónicas con su aparataje mediático han logrado ir instalando sus formas de ver, pensar y hasta de “sentir”, pero no han logrado evitar que la rebeldía, el “discurso salvaje” de los pueblos sometidos, emerja como volcanes, en sitios diferentes y siempre termine traspasando la espesa neblina de baratijas y espejitos que nos venden como “cultura”. Tango, salsa, rap, rapso, reggae, hip hop , cumbia , joropo, nueva trova, rock, punk , música electrónica y la gran variedad de música que se produce en África y el resto del planeta, hoy todo se mezcla para ir creando una variedad infinita de ritmos y estilos musicales que ya no pueden seguirse etiquetando sin caer en el ridículo.
Sabemos y estamos seguros que existe una plena necesidad de rescatar lo autóctono de las expresiones de todos los pueblos del mundo, toda expresión musical de nuestros aborígenes , nuestros antepasados antiguos y contemporáneos deben ser estudiados y difundidos , pero no debemos olvidar que el mestizaje musical es hoy más intenso que nunca, y que lo verdaderamente importante es la calidad musical y poética de lo que va naciendo continuamente de esos intercambios inevitables en un mundo tan interconectado. La música y poesía que verdaderamente conmueva la sensibilidad humana, y que provoque sentimientos, aunque a veces sean sentimientos encontrados, los sonidos y las palabras que logren desenmascarar al monstruo infernal que quiere implantarse en el planeta , ya no pueden catalogarse como penetración cultural, todo lo contrario son parte de la creciente fuerza de los nuevos movimientos contraculturales que no dejaran de germinar por todas partes mientras haya seres sensibles a la injusticia, la opresión y al sufrimiento de las grandes mayorías!
Lamentablemente, el sistema ideológico capitalista sabe reconocer y apropiarse de toda estas nuevas corrientes y logra apoderarse de las que ellos categorizan de “exóticas” y de los artistas con mensajes blandengues y cuyo “look” es el correcto para el mercado. Los artistas del “rock” (especialmente el nacional) y otras músicas alternativas verdaderamente entregados a la lucha social, y empeñados a través de su arte y su actitud revolucionaria ante la vida en desenmascarar las falsedades del sistema, siguen siendo incomodos y peligrosos para las elites gobernantes, tanto de derecha como de izquierda, y siempre son marginados y tratados como desadaptados, o demasiado penetrados culturalmente. Este tema de la penetración cultural , es muchas veces , solo otra de las formas de mirar la pajita en el ojo ajeno, sin ver la viga en los ojos de aquellos que siguen ciegamente aferrados a un poder que es, por naturaleza, temporal y efímero.
Aquí algunas muestras del “rock” y música contracultural…..
Elijan cualquiera y sorpréndanse!
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